Hasta siempre, Juan Antonio. El legado del profesor Micó.

El pasado mes de noviembre de 2021 nos dejaba Juan Antonio Micó, impulsor y promotor de nuestro Observatorio del Dolor. No podemos ni debemos olvidar la importancia del Doctor Micó para este Observatorio, tanto por su impulso como por su visión. 

Juan Antonio tenía una máxima que aplicaba siempre en su trabajo: “lo más importante es el capital humano”. Él lo tuvo siempre claro y así nos lo supo transmitir. De nada sirve invertir en tecnología si no hay nadie que la pueda manejar. De nada sirve montar estudios que luego no se puedan acabar. En definitiva, de nada sirve dejar un legado que nadie vaya a perpetuar. Con esta idea consiguió montar varios grupos de trabajo, y en particular el Observatorio del Dolor, dirigido en este caso por la Doctora Inmaculada Failde

El Doctor Micó ya trabajaba anteriormente en el ámbito del dolor desde un punto de vista más experimental, pero con el Observatorio se quiso dar un paso hacia la epidemiología del Dolor Crónico, con una perspectiva más social. Gracias a su apoyo y su visión, el Observatorio lleva ya más de 10 años formando a profesionales e investigando en Dolor Crónico, y aquella idea que comenzó con 3 investigadores, se ha convertido en un grupo consolidado de bastantes más miembros y muchos éxitos.

Pero Juan Antonio era mucho más que un investigador. Se preocupó siempre por la formación y el avance de los miembros del Observatorio. Para él y para la Doctora Failde, los investigadores del grupo fuimos siempre proyectos de futuro, nunca mano de obra pasajera en una investigación. Supieron ver las aptitudes y el potencial, apostando fuertemente por el avance de nuestras carreras.

Juan Antonio solía decir que era responsabilidad del personal universitario fomentar la formación de nuevo personal, porque ellos mismos no estarían ahí si nadie hubiera apostado por ellos en su momento. Esto lo llevaba a gala, y rigió su vida como mentor. Tras su partida, nos queda a todos el enorme legado que nos dejó.

En su faceta más humana, recordaremos a Juan Antonio como una persona cercana, preocupada, generosa, con un divertido y ácido sentido del humor y muy enérgico y jovial. En el recuerdo nos quedará siempre su llegada en moto con chupa de cuero a los restaurantes donde solíamos hacer las comidas de trabajo, en las que nunca perdía la oportunidad de preguntar por nuestros avances y proyectos futuros. 

Así era Juan Antonio y así nos gusta recordarlo. No sólo por sus logros académicos e investigadores, que fueron muchos, sino por su parte humana y por su legado. 

Hoy somos lo que somos, en gran parte, gracias a ti. Hasta siempre Juan Antonio.

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